domingo, 3 de julio de 2011

Palabras

A Daniel Vilpal

Eso era, un vehemente azul plateado que iluminaba su perfil, sus rasgos eran ahora tenues, los de un dios indígena en descanso, en espera de la inmortalidad.

En ese momento te encuentro bello, admirable, una filosfía en la cama y no me atrevo a aceptarla.