sábado, 22 de septiembre de 2012

White

Despues de varios años decidí escribirle, pero cuando lo pienso suena absurdo. Siempre estoquiándola por Facebook pero no me atrevía a pedirle su teléfono. Ahora que lo tengo no sé cuándo hablarle. No conozco el horario para los amigos, ni de los amigos, aunque en mi mente la tenga presente como parte de mi familia aunque haya sido mi propia familia quien la ve prácticamente como una enemiga.

Yo la quiero porque me dio un gran consejo: tú riéte de todo lo que diga. Sirve para todo, coquetear, relajarse, burlarse de otro (cuando el otro solo cree que estás siendo empático).

Pero a qué hora la llamo, ¿ahora?, ¿el finde?, la próxima semana. Pero en el día, ¿y si está ocupada?, en la tarde ¿pero si va manejando o hace la cena para el esposo?, jajajajaja no me la imagino con sartén en la mano, pero sí en el micro. En la noche, digo un amigo nunca es una interrupción a la hora de las cervezas.