sábado, 1 de agosto de 2009

Niza

Lo único que deseaba era no ver a una gringa mascando chicle con la boca vierta diciendo: Hi, how is it going? Where are you from? Mi deseo se cumplió. Entré a la habitación, su maleta abierta en el puso con la ropa enrollada cuidadosamente, una bolsa del súper con fruta, galletas y agua, otra bolsa para la basura. Su toalla sobre la cama, me provocó el impulso de abrir el closet para ver si al igual que yo había colgado algo, una blusa. El sentimiento de alegría me tranquilizó mientras me bañaba. Ella era una persona calmada, medianamente ordenada e interesa en la ropa que usará al día siguiente.

Después de salir de la regadera, vi los lentes de pasta sobre la cama, corría hacía mi bolsa abrí mi estuche y ahí estaban los míos. Ella o la otra también usaba armazón negro. Tocan. Abro pensando que detrás de esa puerta habrá una compañera o compañeras de viaje, después de todo el exceso de convivencia con personas lejanas a mi edad y nivel de educación sin obviar de sexo, lo único que poseía a parte de una ampollita causada por el merecido calor de la tarde era una mujer de mi edad y situación con quien hablar.

Dos caras asiáticas. Me reí tanto pro dentro que hasta me sentí a gusto, como en casa. Hasta pude haber renegado de mi mexicanidad pero al reparar en sus ojos descubrí que no éramos japonesas. Tampoco chinas, pero para no sentirme como una tonta solo evité preguntar. Sin embargo (y culpo al bronceado) la primera pregunta fue: where are you from? Why?? Am I too dark for being asian?

Y pensar que horas antes mi púnica queja era la falta de un espejo para verme tamaña completo.

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