Famélico. Así regresó. Tembloroso con sus piernas aparentemente alargadas. Aceitoso, con olor a palomitas de maíz. Se sostenía en pie pero tenía que abrir sus patas traseras con firmeza para no caerse de lado. La primera vez que lo acaricié sentí sus huesos, la segunda su pelo.
jaja como queires a ese gato. los perros son chidos cuando no son tuyos, yo no lo baño todos losdias lo llevo a la veritaria al spa
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